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Las exportaciones chinas caen un 4.4% en plena guerra comercial

Los aranceles de Trump y una demanda mundial más debil, entre las causas
Las importaciones de productos estadounidenses se precipitaron un 36%

La segunda mayor economía del mundo cerró el año pasado con síntomas de fatiga y registrando un superávit comercial histórico de 323,320 millones de dólares con Estados Unidos. Esta brecha ha sido uno de los factores por los que la administración del presidente Donald Trump grava con aranceles de entre un 10 y un 25% más de la mitad de los productos chinos que entran en el país. Un revés al que Pekín respondió con medidas similares que buscan resolverse bajo la tregua en curso que expirará el próximo 2 de marzo.

Pulso que se deja notar en los datos comerciales del gigante asiático de diciembre donde se pudo observar cómo las exportaciones mensuales a Estados Unidos cedieron un 3.5% al tiempo que las importaciones de productos estadounidenses se precipitaron un 36%.

No obstante, los aranceles de Washington no han surtido efecto en la peculiar hazaña de utilizar este tipo de recursos para reducir el déficit comercial de un país en el que dos tercios del crecimiento dependen del consumo. Sí parecen fomentar la desaceleración en China, donde las exportaciones en general cayeron en diciembre un 4.4% respecto al año anterior, y la demanda en la mayoría de los principales mercados se debilitó. Las importaciones también experimentaron un fuerte retroceso, bajando un 7.6% en su mayor caída desde julio del 2016.

“Los aranceles estadounidenses no son los únicos responsables de esta bajada”, según los economistas de Capital Economics, que añaden que las exportaciones al resto del mundo también se desaceleraron, ya que los distintos datos apuntan a una demanda mundial más débil a finales del año pasado”.
Desaceleración en mercados claves

Es importante recordar que Japón y Alemania, otros dos mercados claves del país asiático, vieron cómo en el tercer trimestre del año pasado su actividad se desaceleró sensiblemente mientras en Estados Unidos, multinacionales como Apple ya han avisado sobre el impacto en sus ingresos de la inapetencia del consumidor chino. Otras compañías como Nike o Starbucks podrían seguir la misma estela dejada por el fabricante del iPhone.

Por su parte, la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China informó el lunes que las ventas de coches alcanzaron el año pasado los 28,08 millones de unidades, un 2.8% menos que en 2017, la primera caída desde la década de los 90. Todas estas referencias ocurren en medio de las conversaciones entre Washington y Pekín para buscar un acuerdo que frene la imposición de más aranceles. Trump incidió el lunes en que alcanzaría un acuerdo con China para poner fin a la guerra comercial bilateral, al señalar que Pekín quiere negociar y que las conversaciones van bien. Sin embargo, el cierre del Gobierno de Estados Unidos, que hoy encadena ya 25 jornadas vigente, obligará a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos a que el 75% de su plantilla no acuda a sus puestos de trabajo, cuando está previsto que el viceprimer ministro chino, Liu He, visite Washington el próximo 30 y 31 de enero.

el economista

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