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Trump amenaza con cerrar la frontera con México y enviar al Ejército

Donald Trump ha amenazado con cerrar la frontera con México para impedir el paso de la última caravana de inmigrantes centroamericanos, una riada de más de 3.000 personas que transita por Guatemala en su camino hacia el norte. El líder estadounidense ha aireado también la posibilidad de enviar un nuevo contingente de militares a los confines del río Bravo, días después de amenazar a México y Guatemala con imponerles sanciones si no frenan la columna de inmigrantes. Sus palabras, sin embargo, deben interpretarse en clave electoral. El jefe de los republicanos está embarcado en la campaña para las legislativas del 6 de noviembre y esta semana tiene previsto parar en varios estados del oeste, donde más resuena su agresiva retórica contra los inmigrantes.

Trump está tratando de movilizar a esa América blanca que no se reconoce en un país cada vez más mestizo y bilingüe con el mismo grito de guerra que le catapultó a lo más alto de la política estadounidense. “Los republicanos deben hacer de las horrendas, débiles y caducas leyes inmigratorias parte de la agenda en las legislativas”, dijo el miércoles en una llamada de atención a sus correligionarios. Los conservadores aspiran a mantener el control de las dos cámaras del Congreso y pocos asuntos galvanizan tanto a su electorado como la supuesta amenaza que presentan los inmigrantes. Trump sigue criminalizándolos con su saña habitual. “El asalto contra nuestra frontera meridional, que incluye la entrada de elementos criminales y drogas, me importa más como presidente que el comercio o el tratado con México y Canadá”, ha escrito en las redes refiriéndose a la caravana de centroamericanos.
Salvar los muebles

La necesidad de salvar los muebles en noviembre coincide con el aluvión de críticas que su Administración está recibiendo por la deferencia que ha demostrado hacia Arabia Saudí tras el presunto asesinato del periodista Jamal Kashoggi, residente en Virginia y colaborador de The Washington Post. La Casa Blanca sigue dando cobertura a la versión del régimen saudí a pesar de que todos los indicios sugieren que fue brutalmente descuartizado en el consulado saudí de Estambul.

Recién regresado de Riad, el secretario de Estado, Mike Pompeo, ha dicho que darán unos días más a sus autoridades para que completen una investigación. Pero al mismo tiempo, en un gesto hacia la galería, se ha cancelado el viaje del responsable del Tesoro, Steven Mnuchin, al foro de inversores de Riad de la semana que viene, el llamado ‘Davos del Desierto’.

El embrollo incomoda a la Casa Blanca, aliada una vez más con los peores déspotas del planeta, y sus funcionarios tratan de desviar la atención. Así ha quedado de manifiesto en la respuesta del fiscal general, Jeff Sessions, a una pregunta sobre Kashoggi y lo que supone para la libertad de prensa. “Es una tendencia inaceptable. En los últimos años México ha sufrido probablemente el mayor número de asesinatos de periodistas. Posiblemente el mundo no ha reaccionado suficientemente”, ha dicho el jefe de Justicia.

Reacia a mirar de frente a sus poderosos amigos, la Administración dirige la atención hacia la caravana de desarrapados que avanza en grupo por los caminos centroamericanos para protegerse de los salteadores y pandilleros. Empezó con unas 160 personas que partieron el sábado desde San Pedro Sula, la segunda ciudad de Honduras, pero ha ido creciendo hasta superar los 3.000 migrantes, de acuerdo con el recuento de la ONU.

Algunos grupos fueron detenidos mientras atravesaban El Salvador, pero la marcha ha continuado, según diversas fuentes. Cientos de hombres, mujeres y niños han llegado ya a la capital de Guatemala. “De aquí hasta el sábado probablemente llegarán unos 5.000 hondureños y son unos 15.000 los que están dejando el país”, le ha dicho a EFE el padre Mauro Verzeletti, el director de uno de los refugios de inmigrantes en la capital guatemalteca.

Pese a las políticas de mano dura implementadas por la Administración Trump en la frontera, sigue creciendo la cifra de inmigrantes que tratan de cruzarla. La patrulla fronteriza arrestó en septiembre a más de 16.000 familias, una cifra récord, según datos oficiales obtenidos por The Washington Post.

el periodico

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