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Las últimas noches de la Zona Hermética de Sabadell

La Zona Hermética de Sabadell, emblema del ocio nocturno no solo del Vallès sino también del área metropolitana de Barcelona, tiene las horas contadas. Al menos de forma legal. La medianoche del martes al miércoles entrará en vigor la modificación del plan especial de regulación de usos recreativos en el barrio sabadellense de Gràcia, lo que implica que no podrá operar ninguna discoteca ni local de ocio.
Los empresarios del sector ya han avanzado que seguirán con su actividad pese a la prohibición por la incapacidad, aseguran, que han tenido los diferentes gobiernos que se han sucedido en el Ayuntamiento de Sabadell para encontrar una alternativa al cierre propuesto, tal y como establecían los acuerdos del pleno.
El espacio nació hace más de 20 años para dar respuesta a una demanda ciudadana que existía en la capital vallesana. Uno de los detonantes fueron los accidentes con víctimas sabadellenses que se produjeron cuando cogían el coche para ir a otras localidades donde sí que existía una oferta vinculada con el ocio nocturno. “En uno de estos accidentes tuvieron que sacar al conductor y al copiloto de entre los hierros retorcidos del coche. Los seis fallecidos en ese accidente eran amigos y vecinos del barrio obrero de Ca n’Oriac”, relata Francisco González, expresidente de la Asociación de Empresarios del Ocio Nocturno de la Zona Hermética de Sabadell.
El exalcalde Antoni Farrés apostó entonces por crear un espacio que concentrara un conjunto de oferta de ocio nocturno, en el barrio de Gràcia y en un ámbito principalmente industrial. El paso del tiempo lo convirtió en un espacio de referencia, e iniciativas como la de la vecina Terrassa, con su Ciutat la Nit, no consiguieron hacer sombra a una apuesta que acabó reuniendo a unas 40 discotecas y que atraía hasta 15.000 personas cada fin de semana.
Tal situación provocó un incremento de los incidentes, con peleas en plazas próximas, saturación de coches en las calles residenciales y desperfectos, por no hablar de los botellones, que generaban molestias a los vecinos. Ello llevó a la Agrupación de Vecinos de Gràcia a denunciar su malestar al Ayuntamiento, que tomó medidas como el corte de calles para preservar el reposo en plena noche.
Ante las incesantes protestas, el pleno llevó a aprobación en el 2011 la modificación del plan especial de regulación de usos recreativos en el barrio de Gràcia, que establecía que en un plazo de cinco años los operadores del ocio nocturno tendrían que poner fin a su actividad. Entre los planes se dibujaba trasladar la actividad a un edificio que se tendría que construir en terrenos de Sant Pau de Riu-sec, donde entonces se proyectaba un espacio en el que hoy se encuentran establecimientos como Ikea y Leroy Merlín.
“Estalló el caso Mercurio y la actividad en el Ayuntamiento de Sabadell se detuvo, por lo que nadie movió un dedo para seguir con los planes que se habían puesto sobre la mesa”, explica el presidente de los operadores nocturnos, Joan Cosp. Los empresarios ven cómo a pesar de las promesas del consistorio de acompañarlos a la hora de buscar alternativas a su actividad no se ha logrado ningún avance, con lo que, de acuerdo con el nuevo plan especial, no deberían abrir sus discotecas a partir del próximo miércoles, 1 de junio.
Sin embargo, prevén hacerlo de todos modos. “No tenemos otra opción”, explica Cosp, que, con una carpeta llena de documentos bajo el brazo, asegura que en los últimos cinco años han planteado reuniones al ayuntamiento que no han llevado a buen puerto. También apunta que han denunciado en numerosas ocasiones los botellones en espacios públicos como aparcamientos, con tímida reacción por parte de la Policía Municipal, defiende.
“Hace 10 años había 36 discotecas, y hoy solo 12 siguen abiertas, concentradas alrededor de la calle Rocafort, y de los 15.000 usuarios cada fin de semana hemos pasado a 3.500”, añade.
“Sabadell no puede ser la capital del ocio nocturno metropolitano, tenemos que tener la oferta propia para nuestros ciudadanos”, defiende el alcalde de Sabadell, Juli Fernàndez. Considera además que estos cinco años han sido tiempo suficiente para redefinir el modelo de ocio. Aun así, no se ha acordado ni una ubicación alternativa para la actividad actual.
El pasado jueves, el pleno municipal arrancó el compromiso de todas las formaciones para definir cuanto antes cuál tiene que ser el nuevo modelo del ocio nocturno en la ciudad. El gobierno local hizo autocrítica, admitiendo el retraso en el proceso y el carácter especialmente “restrictivo e injusto” aplicado en el barrio de Gràcia.
Los empresarios defienden que el gobierno debería prorrogar el cierre, dado que han presentado un recurso ante el Tribunal Supremo. “Deberían atrasar el cierre hasta que el juez falle”, considera Cosp. El empresario cifra, además, en 400 las personas que se quedarían sin trabajo con el cierre impulsado desde el ayuntamiento, “la mayoría jóvenes”, apunta.
De acuerdo con la legislación aprobada, a partir del 1 de junio la Policía Municipal frecuentará la Zona Hermética para detectar los locales que abran puertas y trasladar tal incumplimiento al Departamento de Licencias y Disciplina de Actividades del ayuntamiento. El final de proceso se culminará con el precinto del local.
El periodico

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