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Un museo vacío para los palestinos

Desde lo alto de una colina, a espaldas de la Universidad de Birzeit (Cisjordania), un imponente edificio de piedra clara y cristal mira hacia un jardín de olivos donde han crecido decenas de especies florales que “narran la historia horticultural de Palestina”. Ésta es una de las funciones de los jardines del Museo Palestino, según indica el primer prospecto que ha editado esta institución recién estrenada.
El edificio abrió sus puertas el miércoles pasado con las salas vacías, en una ceremonia de inauguración digna de un proyecto ambicioso, concebido hace casi 20 años, pero que no ha visto la luz hasta ahora por haber tropezado con varios escollos.
No hay nada en Palestina que no esté tocado por la mano de la ocupación israelí y el museo no es una excepción. Primero fue el estallido de la segunda intifada en el año 2000, y luego los intentos de Israel de vetar la entrada de algunos materiales extranjeros, según confirmó Heneghan Peng Architects, la firma de Dublín que ha diseñado el museo. A esto se añadió la dificultad para encontrar financiación y el cambio del equipo directivo.
Decenas de personas quisieron ser testigos del primer evento que acogió el recinto del museo, de 40.000 metros cuadrados: un espectáculo de música y danza que relata el viaje histórico de Palestina creado para inaugurar el edificio. La ceremonia culminó con la proyección de luces e imágenes diseñada por el artista italiano Marco Nereo Rotelli, sobre una de las fachadas del edificio, acompañada por la lectura de poesía palestina.
Pero los asistentes no pudieron disfrutar de ninguna exposición del museo, impulsado por la oenegé Taawon, porque su programa no está terminado. “Vamos tarde, acabamos de cambiar al director, el nuevo anunciará el programa en junio o julio”, explica Omar al Qattan, presidente de la junta directiva del museo.

Su equipo está creando un archivo audiovisual en proceso de digitalización desde hace dos años que ya cuenta con casi 11.000 fotografías, y trabaja en el proyecto audiovisual ‘Viajes Palestinos-Una Cronología Interactiva de 1850 hasta Los Días Modernos’.
Esta propuesta se realiza en colaboración con el Instituto para los Estudios de Palestina en Beirut, donde se inaugurará el 25 de mayo la primera exposición del Museo Palestino: “En las costuras. La historia política del bordado palestino”, que se verá en Birzeit en octubre.
Uno de los objetivos de la institución es franquear las barreras políticas y geográficas, llegar a los palestinos que no pueden visitar la sede del museo, que en el futuro contará con un segundo edificio, así como difundir la historia y cultura palestinas a nivel local e internacional, investigar y elaborar programas educativos.
La existencia del museo ha sido posible gracias a decenas de aportaciones económicas. De los 28 millones de dólares que ha costado (serán 24 si la Autoridad Nacional Palestina devuelve el IVA), “el 95% es financiación palestina, la mayoría de personas a título individual”, indica Qattan. “El resto procede del Fondo Árabe para el Desarrollo Económico y Social, y recientemente hemos recibido dos grandes subvenciones de entidades del Reino Unido para el archivo audiovisual palestino y el futuro programa”, revela.
El periodico

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